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sábado, 24 de marzo de 2012

Luciérnaga azul


     Me duele muchísimo hacerte a un lado, mis ojos derraman sentimientos que no fueron bien olvidados y tu voz resuena todavía en mi confuso pensamiento, yo quisiera volverte a escuchar. La vida no es justa cuando uno camina entre senderos errantes.
   Aquella luna que serenaba el leve latir de mi frío corazón con la simple añoranza de tu encuentro ahora es la dueña de todos mis pesares; tan sólo soy una sombra más en este bosque de incertidumbre agonizante, sin poder mirar más allá de los hermosos momentos de un remoto pasado donde la vida era buena, cuando el alma tenía ganas de hablar y cantar, de reír, y de soñar.
     Y así, perdido en la ensoñación te confieso que jamás he guardado odio para ti, mi dulce luciérnaga azul; que te llevas lejos la luz por obra de mi egoísta e intransigente voluntad, dejándome en total oscuridad. 


     Al final, tarde o temprano todos obtenemos lo que merecemos. Así que vuela lejos, no me permitas ni te permitas que esta penumbra que alberga mi interior te arrastre al turbulento existir que poseo y me posee; yo no quiero dejar que la negrura de mi ser apague el sol que arde en tu corazón porque la estrella que siempre rutilante estremece en mí tu recuerdo, es la misma que se apaga cada vez que cierro para siempre mi mundo a la ilusión de volverte a estrechar. Así que déjame solo y sigue muerta para mí, sigue tu camino; pues el hartazgo de mi tristeza sin final es tortuoso incluso en cada miserable despertar. 
     Quiero ya acabar con todo esto. Ya no quiero ser lo que soy, no quiero ver nunca más el espejo de la impensable realidad en la cual he transformado mi total mortalidad.


     Ale... Desde el Infierno
     Copyright©2012 Rubén Alejandro Domínguez Jameson All Rights Reserved

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