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martes, 20 de septiembre de 2011

Locura

     ¿Acaso es que las cosas más insignificantes llegan a ser las más importantes, las que te dejan una lección de vida importante, las que te hacen ver que eres tú el insignificante? Es muy probable. Te juzgué, te culpé, te acusé y te señalé. Afirmé que habías sido tú y no sabía si era así. Te condené vilmente y nunca llegaré a saber si tenía la razón, pues hoy te vi perdido en el sueño profundo de la muerte, estabas tan quietecito, si parecías dormido. Pero el que está vivo soy yo y también soy el que está tocando fondo, uno más; cuando pensé que ya había tocado todos los fondos posibles de tocar me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Y no tiene caso pedirte perdón porque ya no ves, ya no escuchas; eso no te regresará el aliento, eso no te traerá de nuevo. Creí que me iba bien infligirte castigo, pero me siento terrible, dentro de lo planeado no debería sentir nada, no debería importarme el que estés muerto, de hecho es lo que quería ¿no? que murieras en compañía de la maldad, por eso te confiné a tu prisión... 
     Pero...
     ...¿Y si alguien de adentro te asesinó?
     Sí... eso debió ser. Yo no tengo culpa alguna. Fue uno de ellos. Pero no te preocupes porque no se quedará así. El culpable pagará esto que te hizo. Dejaré caer toda mi furia y el dolor no tendrá fin. Pagarán. Todos pagarán. Haré justicia porque a final de cuentas es mi responsabilidad, pues yo he creado ese mundo donde te encuentras, eso me convierte en un dios. Y yo soy un dios que actúa... Un dios de ira.

     Ale... Desde el Infierno
     Copyright©2011 Rubén Alejandro Domínguez Jameson All Rights Reserved



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